Malas praxis al anestesiar un paciente: efectos y consecuencias


La anestesia es un procedimiento fundamental en numerosos actos médicos y quirúrgicos. Su correcta administración permite realizar intervenciones sin dolor y con la mayor seguridad posible para el paciente. Sin embargo, un error en su aplicación puede acarrear graves consecuencias. Los fallos pueden deberse a una dosificación incorrecta, administración de fármacos inadecuados o una monitorización insuficiente, poniendo en riesgo la vida del paciente y comprometiendo su recuperación.

 

Errores en la administración de anestesia

Las malas praxis relacionadas con la anestesia pueden originarse en distintas fases del procedimiento.

  • Un error común ocurre en la evaluación preoperatoria, donde una valoración inadecuada de las condiciones médicas del paciente puede llevar a complicaciones. Enfermedades preexistentes, alergias no identificadas o interacciones con otros medicamentos deben ser minuciosamente revisadas antes de proceder con la anestesia.
  • Otra fuente de errores radica en la dosificación incorrecta de los anestésicos. Tanto una sobredosificación como una infradosificación pueden tener efectos adversos severos. Un exceso de anestesia puede inducir una depresión respiratoria grave o una disminución crítica de la presión arterial. Por el contrario, una dosis insuficiente puede generar despertar intraoperatorio, un fenómeno angustiante en el que el paciente recupera la conciencia durante la cirugía sin poder moverse ni comunicar su estado.
  • El manejo de la vía aérea es otro punto crítico. Si no se intuba correctamente al paciente, se pueden generar problemas respiratorios que deriven en hipoxia (falta de oxígeno), daño cerebral irreversible o incluso la muerte del paciente.
  • La falta de supervisión continua durante la anestesia es igualmente peligrosa. Una monitorización deficiente puede impedir detectar signos tempranos de complicaciones, retrasando la intervención médica oportuna.

 

Consecuencias de la mala praxis relacionada con la anestesia

Las consecuencias de una administración errónea de la anestesia pueden variar en gravedad. Entre los efectos adversos más leves se encuentran náuseas, vómitos y mareos tras la intervención. No obstante, los errores más graves pueden derivar en daño neurológico, accidentes cerebrovasculares, infartos, insuficiencia respiratoria o incluso el fallecimiento del paciente.

Uno de los riesgos más temidos es la anafilaxia, una reacción alérgica severa a los anestésicos o a otros medicamentos administrados durante la intervención. Sin un manejo rápido y eficaz, puede desencadenar un colapso circulatorio y respiratorio con desenlace fatal.

Otro problema grave es la parálisis postanestésica, que puede ocurrir cuando la anestesia local o general no se administra correctamente. En algunos casos, los pacientes pueden experimentar daños en los nervios debido a una punción incorrecta o a la inyección de fármacos en lugares inadecuados, lo que provoca pérdida de sensibilidad o movilidad en determinadas partes del cuerpo.

La hipoxia intraoperatoria es otro de los efectos más devastadores. Una falta de oxígeno prolongada durante la anestesia puede causar daño cerebral irreversible o la muerte del paciente. Este tipo de complicaciones suelen ser resultado de errores en la intubación, fallos en la administración de oxígeno o una monitorización inadecuada.

 

Responsabilidad médica y aspectos legales

Cuando ocurre un error en la administración de la anestesia con consecuencias perjudiciales para el paciente, se debe determinar si hubo una negligencia médica. No todos los efectos adversos derivan de una mala praxis: en algunos casos, pueden ser complicaciones inevitables. Sin embargo, si se demuestra que el anestesista o el equipo médico no actuaron conforme a los estándares de la práctica profesional, podría considerarse negligencia.

La clave para establecer la mala praxis reside en demostrar que existió un incumplimiento del deber de diligencia. Esto implica analizar si los profesionales sanitarios realizaron una evaluación preoperatoria adecuada, administraron la anestesia de manera correcta y supervisaron al paciente conforme a los protocolos médicos. En caso de que un error médico en estos procedimientos cause daño evitable al paciente, puede derivar en responsabilidades legales.

 

La anestesia es un procedimiento seguro cuando se administra correctamente, pero cualquier error puede tener consecuencias graves. La formación continua de los profesionales sanitarios, el uso de protocolos actualizados y una monitorización rigurosa son esenciales para minimizar los riesgos.

*En caso de sospecha de mala praxis médica, es crucial analizar los hechos con el respaldo de un despacho de abogados en Derecho Sanitario para determinar si hubo negligencia y cuáles son las vías legales para exigir responsabilidades.

Deja un comentario