La saturación en los servicios de urgencias médicas es siempre una cuestión en el candelero. Las razones de las habituales aglomeraciones son varias, siendo quizá la más importante la escasez de medios humanos con las que se encuentran dotadas, lo que supone, en determinadas épocas y márgenes horarios, que no se disponga de capacidad para atender en tiempos razonables a los pacientes que acuden solicitando asistencia sanitaria. Otras voces, apuntan a un uso injustificado de dichos servicios por parte de algunos pacientes.
Como suele ocurrir siempre que hablamos de sanidad, la solución al problema pasa por dotar de mayores medios humanos y materiales al sistema sanitario. Además de ello, llevar a cabo una correcta gestión de los servicios, puede también tener una influencia positiva. Y nos explicamos. Desde hace ya muchos años, se elaboran estadísticas respecto al uso que por los pacientes se realiza de los servicios de urgencias. Y desde hace años se conoce que diariamente, en prácticamente todos los servicios de urgencias médicas existen dos picos diarios de asistencia, sobre las 13:00 horas y sobre las 20:00 horas. Por lo que una primera solución pasaría por una optimización de los horarios de las plantillas de médicos y personal de enfermería de los servicios de urgencias, de tal manera que en aquellos márgenes horarios en los que existe mayor demanda se refuerce la plantilla y, por el contrario, en aquellos momentos en los que es sabido que existe muy baja demanda, reducirla. No es la solución al problema, pero desde luego puede ayudar a paliar en cierta medida los retrasos que en muchas ocasiones se acumulan.
Los pacientes no son médicos ni tenemos, por tanto, la obligación de conocer la gravedad de nuestros síntomas y los riesgos para nuestra salud.
Los pacientes no somos médicos, ni tenemos porque valorar si la gravedad o no de nuestro estado justifica o no acudir a un servicio de urgencias. Al igual que desde las distintas administraciones sanitarias (estatal y autonómica) se realizan campañas para evitar la automedicación (precisamente con esos mismos fundamentos), deberían realizarse campañas incentivando acudir a los servicios de urgencias, y ello, porque se mencionan con cierta asiduidad en los medios y redes sociales casos en los que un paciente acude a un servicio de urgencias, cuando en realidad, su padecimiento no es urgente, pero en cambio, no se mencionan aquellos casos (y son muchos) en los que pacientes fallecen, por no acudir a un servicio de urgencias.
A este respecto hacemos nuestro el tweet publicado por @ProtonC1:
“Si te encuentras mal y crees que puede ser grave: Ve a Urgencias.
Me da igual que luego ese dolor torácico resulten ser gases, usted va a Urgencias.
Me da igual si esa sensación de asfixia luego resulta ser ansiedad, usted va a Urgencias.
Si no sabe que coño tiene, a Urgencias.”
Sea o no su patología urgente, esté justificada o no su consulta en un servicio de urgencias médicas, los pacientes no somos médicos y no tenemos por qué saber ni conocer si está justificada una consulta de urgencia. Una vez allí el personal médico tiene obligación de atenderle, de examinarle, y en función de ello, de adoptar las decisiones que en su caso corresponda según la patología que sea diagnosticada. Por tanto, dando respuesta a la cuestión que encabeza este artículo, si, un médico está obligado a atender cualquier tipo de urgencia. O al menos de forma inicial; luego, una vez valorado el cuadro determinará (pues es el médico el que tiene conocimientos para ello), si es preciso realizar pruebas u otro tipo de exploraciones urgentes o no.