Es un hecho contrastado que las reclamaciones por negligencia médica aumentan año a año en todos los países desarrollados. Por ello, las autoridades sanitarias tienen el deber de adoptar medidas urgentes para revertir esta tendencia que cuesta miles de vidas.
Un enfoque adecuado para analizar la cuestión, podría partir del estudio de las razones por las que los pacientes suelen reclamar una negligencia médica.
Analizadas las principales causas que llevan a reclamar una negligencia, las administraciones dispondrían de datos estadísticos para determinar cuáles son principales puntos a mejorar y, por tanto, hacia donde deben dirigir sus actuaciones preventivas.
Obviamente, existen documentos de consenso, guías clínicas, protocolos y otro tipo de recomendaciones que sirven de guía a los profesionales de la salud. Estos juegan un papel muy importante en la prevención de las malas prácticas, el error médico y en consecuencia de las negligencias médicas. Sin embargo, en ocasiones, pueden quedar desactualizados como consecuencia de los avances científicos, e incluso, por qué no, ser erróneos. Es precisa, por tanto, una revisión continua y una actualización de dichos documentos para prevenir las negligencias.
Sin perjuicio de lo anterior ¿Cuáles son algunas de las medidas de primer orden que pueden ayudar a prevenir las negligencias médicas?
Cumplir con los requisitos normativos para el ejercicio profesional
Puede parecer una obviedad, pero la primera medida pasa por un control estricto de la titulación de los facultativos que asisten a los pacientes, pues no son pocos los casos de intrusismo que se producen incluso en los países desarrollados. Como ejemplo puede citarse el caso de un falso ginecólogo que estuvo pasando consulta durante cinco años.
Para poder ejercer la medicina, por tanto, es preciso contar con el título universitario que acredite al facultativo como doctor en medicina y cirugía, obtenido en España, o bien, que haya sido debidamente convalidado por las autoridades españolas.
Además, cuando la asistencia sea de una determinada especialidad, deberá comprobarse que el facultativo cuenta con el certificado correspondiente que le habilite para el ejercicio de la medicina como especialista en la rama que corresponda (ginecología, neurología…).
Poseer un buen nivel de competencia y actualización
Todo el personal médico debe tener un alto nivel de competencia. Esto solo se puede conseguir a través de la plena dedicación y de una formación y actualización constante.
A tal fin, es precisa una voluntad por parte del facultativo en mantener sus conocimientos actualizados y, por supuesto, medidas que fomenten la continua formación de los médicos por parte de las administraciones públicas.
Los pacientes tienen derecho a recibir una asistencia acorde al estado actual de la ciencia. Por tanto, que los facultativos cuenten con una formación actualizada es un deber exigible a la administración sanitaria y a los propios médicos.
Atender adecuadamente a los pacientes
Los pacientes deben ser atendidos de manera integral, oportuna, competente, segura y respetuosa.
En toda asistencia médica debe tenerse presente el código deontológico, así como las recomendaciones y pautas establecidas en los protocolos y guías clínicas que en cada caso resulten de aplicación.
Auditorias que comprueben dichas cuestiones sin duda podrían ayudar a prevenir muchos casos de negligencias médicas.
Saber derivar al paciente a la unidad correspondiente
En caso de que un facultativo no cuente con los conocimientos suficientes o carezca en su centro de los medios diagnósticos necesarios para prestar una asistencia sanitaria segura, es preciso que derive, sin demora, al paciente a un centro o especialista que cuente con los conocimientos y medios técnicos que resulten precisos para dispensar una asistencia de calidad.
Actuar conforme a las evidencias disponibles
El médico debe apoyarse en las evidencias que observe tras su exploración y en los datos que le sean referidos por el paciente.
Sabemos que la Medicina no es una ciencia exacta, por ello no puede exigirse un resultado que pase siempre por la curación del paciente. Pero en el ejercicio de la medicina el facultativo está obligado a actuar con la máxima diligencia posible poniendo a disposición del paciente todo su conocimiento y los medios disponibles.