Negligencias en medicina intensiva


La medicina intensiva puede definirse como una especialidad médica dedicada al suministro de soporte vital o de soporte a los sistemas orgánicos en los pacientes que están críticamente enfermos, quienes generalmente también requieren supervisión y monitorización intensiva.

Es sin duda una de las especialidades médicas más complejas y comprometidas, habida cuenta de la situación de gravedad de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos.

La medicina intensiva se desarrolla en unidades de cuidados intensivos, caracterizadas entre otras cosas, por ser de un tamaño reducido y por disponer de medidas que permiten una monitorización constante de los signos vitales, control de líquidos  y otros parámetros.

En estos casos, el más mínimo error, el más mínimo despiste puede tener unas consecuencias fatales para la vida del paciente. De ahí que tanto la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos como la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICyUC) hayan desarrollado protocolos exhaustivos referentes a la atención del paciente crítico.

 

Negligencias médicas habituales en unidades de cuidados intensivos

A título de ejemplo, podemos citar algunas de las negligencias médicas más recurrentes relacionadas con la medicina intensiva. Son las siguientes:

  • No ingreso en UCI. La negligencia médica relacionada con la medicina intensiva que en más ocasiones se produce no tiene lugar en una unidad de cuidados intensivos, sino en una planta de hospitalización. Nos referimos a los supuestos en los que un paciente ingresado presenta un estado de gravedad que hace recomendable su ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos y este no se produce, bien porque no se solicita una interconsulta con el servicio de medicina intensiva para que valore si procede o no su ingreso o bien, realizándose la interconsulta se desestima el ingreso de forma injustificada.
  • Altas precipitadas. Las unidades de cuidados intensivos son reducidas, habitualmente entre ocho y doce camas. Ello supone que en ocasiones existan problemas a la hora de dar cabida a todos los pacientes que requieran el ingreso en una unidad de este tipo. Esta circunstancia lleva en algunos supuestos a que se establezca el alta de algún paciente que por su estado aun debiera permanecer en cuidados intensivos.
  • Infecciones. Las especiales singularidades de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos, por su gravedad, por encontrarse intubados… hacen que sean especialmente propensos a sufrir procesos infecciosos. El hecho de contraer una infección nosocomial, no implica per se, que haya acontecido una negligencia médica (sí en aquellos casos en los que no se han respetado las medidas profilácticas establecidas). Sin embargo, lo que sí que puede constituir una negligencia es el hecho de incurrir en un retraso en el diagnóstico o tratamiento de la infección.
  • Errores en el tratamiento. Las unidades de cuidados intensivos son unidades altamente especializadas. Por ello, existe una especialidad médica para este tipo de servicios: los intensivistas. En cambio, en no pocos casos y por diversas circunstancias (como organización de plantillas en periodos vacacionales) los profesionales de enfermería que atienden pacientes en este tipo de unidades no son especialistas, lo que unido a la alta complejidad que presentan los pacientes críticos, da lugar a errores en la administración de los tratamientos.

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